Umeda obliga a Yumi a usar un traje de sirvienta provocativo y revelador. Mirar a Yumi vestida de sirvienta le hizo incapaz de soportarlo y le apretó los pechos. Gracias a su esposo, Yumi solo pudo obedecer obedientemente, dejándolo apretar sus senos, follar sus senos y disparar semen sobre sus senos. No sólo eso, también le pidió a Yumi que lo dejara follarlo y, por supuesto, ella no pudo negarse. El sentimiento de culpa y alegría hizo que Mei se sintiera extremadamente excitada. Poco a poco ansiaba la polla de Umeda, quería ser follada por él, quería disfrutar del placer sexual que su marido no podía brindarle...